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La infancia, la ilusión y el amor

¿La vida es así de dura, o sólo cuando eres niño?
Tiempo aproximado de lectura: 7 min.

La infancia es, probablemente, la época más mágica de la vida de un ser humano. Es donde se muestran los sentimientos y el alma a flor de piel, cuando no existen los prejuicios y donde la satisfacción de la curiosidad es prioridad. En el cine podemos encontrar películas dirigidas hacia un público infantil y, por otro lado, también podemos encontrar películas protagonizadas por niños que se dirigen a un público más adulto por las temáticas que abordan.

Si bien a un niño no se le desea nada más que felicidad, es una realidad que incluso ellos se ven expuestos a situaciones límite que ponen a prueba su inocencia. En la entrada de hoy te recomiendo tres películas difíciles que comparten en común la controversia que causaron con su estreno, pues en todas ellas se posiciona a un protagonista infantil en condiciones lamentables. Sin embargo, dejando de lado el tabú, a la vez te estaré recomendando tres grandes historias y la perspectiva de tres directores diferentes al momento de involucrar la infancia.

La mejor recomendación que encontrarás en esta lista es León: The Professional, una película francesa dirigida por Luc Besson que relata la historia de León, un asesino a sueldo profesional que se ve en la obligación moral de resguardar a la huérfana Mathilda después de que toda su familia fuera brutalmente asesinada. Comienzan una relación complicada donde Mathilda, confundida por sus sentimientos, asegura estar enamorada de León mientras él tiene que preocuparse por mantenerla a salvo aún a pesar de su trabajo.

León y Mathilda viven envueltos en un ambiente caótico y destructivo donde su inocente amor se verá puesto en jaque por un grupo de agentes corruptos involucrados en el narcotráfico, por lo que Mathilda convence a León de aceptarla como su aprendiz mientras su relación alcanza niveles cada vez más íntimos.

Es imposible ignorar a la icónica Lolita, basada en la novela de Vladimir Nabokov para posteriormente ser adaptada a su versión cinematográfica por Stanley Kubrick en 1962 y por Adrian Lyne en 1997. Todas las versiones son altamente recomendables y la historia es básicamente la misma: Humbert es un profesor en búsqueda de un lugar donde quedarse cuando conoce a Charlotte quien le ofrece hospedarse en su casa, proposición que Humbert acepta después de conocer a su hija Dolores (Lolita) de 12 años y quedar profundamente enamorado de ella.

Algo importante a destacar es que esta historia es narrada desde los ojos de Humbert, un auténtico pedófilo, quien durante los primeros actos de la película cree fervientemente estar haciendo lo correcto ya que Lolita, su gran amor, “lo corresponde”. Sin embargo, conforme transcurren los años apreciamos la historia desde una perspectiva más objetiva y descubrimos las consecuencias de este amor.

Por último y por el director Terry Gilliam, Tideland es la historia de Jeliza-Rose, una desafortunada niña envuelta en un mundo de drogas y negligencia donde todas estas características son parte de su normalidad y no le impiden vivir su infancia con creatividad. La principal característica de este filme es la perspectiva en la que posiciona a su audiencia: al estar vista desde los ojos de una niña, nos adentra en su mundo imaginario y surreal, así como en la manera que tiene de sobrellevar las catástrofes que la rodean. 

Todas estas películas pueden ser particularmente incómodas para ver, precisamente porque expone a unas niñas en situaciones de adultos o, al mismo tiempo, en alguna clase de relación “romántica” con un hombre mayor que ellas. Sin embargo, algo que considero interesante y rescatable de todas estas historias es el manejo del amor de niños, ya que para ellos aún es difícil diferenciar lo que está bien y está mal para sí mismos y se enfocan únicamente en sentir. 

Al final considero que estas películas se encargan de recordar lo que un niño le puede brindar a la vida de un adulto y la importancia de los límites que se deben de tomar. La vulnerabilidad y sensibilidad de los infantes debe ser protegida, un adulto puede contribuir de manera positiva al desarrollo de éstos (como se observará en León: The Professional) mientras, en una relación sin límites, se desencadena un resultado desastroso (como inevitablemente resulta en Lolita y Tideland).


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