It’s everyone of us who holds the power over the worlds we create
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Una de mis características favoritas de la magia del cine es la capacidad que tiene de retratar una historia más allá de la línea de la realidad. Personalmente disfruto muchísimo las películas de fantasía donde la realidad queda en segundo plano; en esta entrada te recomiendo dos películas fantasiosas donde no queda realmente claro qué fue lo que sucedió.
La primera relación que encuentro entre estas dos historias es la situación límite en la que se ven envueltas las protagonistas; es bien sabido que el cerebro cuenta con la capacidad de encerrarse a sí mismo en un mundo de fantasía con el fin de proteger a su persona de la realidad en la que se encuentra. En Sucker Punch la pobre Babydoll sufre un colapso mental después de la muerte (¿o asesinato?) de su madre, así como el asesinato involuntario de su hermana menor y su reclusión en un hospital para enfermos mentales. Después de su llegada al hospital, la percepción de la realidad de Babydoll cambia en más de una ocasión, creando dos realidades alternas: un burdel y un universo surreal.
Por otro lado, en Ghostland dos hermanas y una madre se mudan a una curiosa casa abandonada donde sufren un ataque por parte de una sospechosa mujer y un hombre de aspecto monstruoso. Beth sufre un severo trauma después de esa noche, situación que fragmenta su percepción de su realidad y de su historia.
Llega un momento en ambas historias en el que pierdes la noción de lo que está sucediendo. ¿Nuestra protagonista estuvo loca todo este tiempo? ¿En realidad sucedió algo de lo que hemos visto durante la última hora? ¿Qué es real y qué es ilusión? Con afán de evitar los spoilers y mantener el interés activo, no responderé ninguna de estas preguntas ni daré más información sobre estas películas, sin embargo, te explicaré lo que creo que deberías tener en cuenta al momento de verlas.
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