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Animaciones japonesas distópicas

La ciencia no es más que basura ante un sueño profundo

Una de las cualidades más destacables de nuestra sociedad actual es la globalización, concepto que hace referencia al proceso de la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo; si bien estamos acostumbrados a empaparnos de la cultura estadounidense y del cine hollywoodense, es importante señalar que no es el único país relevante en el mundo y una de las culturas más icónicas lo demuestra. La cultura japonesa y su animación ha causado una fuerte influencia alrededor del mundo, ya que existen increíbles directores con propuestas muy interesantes que vale la pena ver, sobre todo, para expandir nuestros horizontes y ver más allá de lo que acostumbramos.

Existe la creencia de que toda animación está destinada para un público infantil, sin embargo esta teoría no podría estar más equivocada y las recomendaciones del día de hoy son un ejemplo perfecto de esto. Ambas son animaciones japonesas que abordan temáticas sociales y psicológicas a través de una perspectiva surrealista que está directamente dirigido para un público adulto que tenga la capacidad reflexiva para comprender todo lo que la historia pretende, incluso resulta complicado resumirlas debido a su complejidad y a que ni siquiera yo he terminado de entenderlas. 

Paprika es una película del 2006 dirigida por Satoshi Kon (director de Perfect Blue) que propone una historia de ciencia ficción donde se ha inventado un dispositivo que permite introducirse en los sueños de las personas para después ser capaz de proyectarlo en un dispositivo electrónico, con el objetivo de poder estudiar el significado de éstos o tratar problemas psicológicos. Una de las características de este dispositivo es que permite que el usuario pueda introducirse en el psique de cualquier otra persona que lo utilice e influir directamente en los sueños ajenos. 

El problema gira en torno al robo de tres de estos dispositivos, situación que pone en riesgo a los científicos y detectives que lo estudian debido a que ahora son susceptibles a que sus sueños sean manipulados en cualquier momento. Esto provoca que se pierda la línea divisoria entre la realidad y la fantasía, mientras que la sociedad corre el riesgo de una manipulación masiva y surrealista. 

Por otro lado, Akira es una película cyberpunk por excelencia, dirigida por Katsuhiro Ôtomo y estrenada en 1988. Se relata la historia de una sociedad distópica donde existe una clara diferencia entre clases sociales; mientras que la clase alta se encuentra en los rascacielos y en la zona de la ciudad más desarrollada tecnológicamente, las pandillas de maleantes se han adueñado de las zonas más bajas y descuidadas de la ciudad. Es entonces cuando en un desafortunado encuentro, un grupo de amigos terminan involucrados en un problema con el gobierno de Neo-Tokio y como consecuencia secuestran a uno de ellos para realizar experimentos en él.

Es entonces que Tetsuo, el pandillero secuestrado, tras una serie de experimentos desarrolla telequinesis que le permite escapar del centro donde lo resguardaban. Recorriendo las calles de la ciudad descubre que con su nuevo poder es capaz de ejercer su voluntad como lo desee, sin embargo, se propone la idea del “poder incontrolable” que puede llegar a alcanzar el humano en su mayor evolución. 

Ambas películas proponen ideas revolucionarias para su época que sirven como pauta para reflexionar distintas conductas del ser humano: en ambas existe un deseo de poder de parte de las clases más altas, sin embargo, se trabaja la idea de que un gran poder al caer en las manos equivocadas podría implicar el fin de la raza humana.

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