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La enfermedad del domingo: El tabú de la maternidad

Hay una memoria que se estanca, es muy poderosa y si no somos capaces de ponerla en movimiento nos arrastra hacia abajo

La madre es uno de los factores más importantes en la vida de un individuo, y la relación que se construye con ella determina en gran manera la personalidad que desarrollará su hijo. Ramón Salazar, un director español, se enfocó en esta premisa para desarrollar la historia de su filme La enfermedad del domingo donde se aborda la oscura realidad de las malas madres: temática controversial debido a la gran importancia que se le da a la maternidad en nuestra sociedad y lo inaceptable que resulta faltar con este deber.

Relata la historia de Anabel, una exitosa mujer de aproximadamente cincuenta años quien, en su juventud, abandonó a su hija Chiara de apenas 8 años sin despedirse ni brindar explicación alguna. 35 años después Chiara reaparece y le propone a su madre pasar diez días con ella con el objetivo de conocerse y con la esperanza de recuperar el amor de su madre. Chiara vive en una cabaña en medio de la nada que solía ser el hogar de la familia antes de que Anabel se fuera, y es este el lugar donde se llevará a cabo esta confrontación.

Cuando conocí esta película no logré entender qué quería decir el título o qué relevancia cobraba en la historia, sin embargo como Irene Crespo comenta en su comentario para Traveler “La enfermedad del domingo es también una historia basada en un recuerdo infantil, juvenil y hasta adulto que todos conocemos: la terrible sensación que provoca un domingo por la tarde”. Es esta sensación lo que lidera la emocionalidad del filme y el sentimiento bajo el que ha vivido Chiara por los últimos 35 años.

A su vez, implica la relación directa que existe entre la salud física y la salud mental, y cómo la deficiencia de una puede afectar a la otra. En ocasiones la enfermedad se presenta como síntoma de una problemática personal, y es en estos casos donde las medicinas pasan a segundo plano y cobra relevancia la sanación interna y la auto-observación. 

Como Jordi Amorós comenta en su análisis, “Chiara no ha sabido salir del pozo oscuro en el que se la abandonó, no sabemos con certeza si es que no ha encontrado ni en su padre ni en otras personas la suficiente ayuda o si ella misma la ha rechazado sumida en la rabia-dolor; aunque todo parece indicar que su actitud ha sido rechazar a quien no fuera la esperada madre.”


Culturalmente existe lo que se conoce como “el mandato de ser una buena madre”; cada mujer debe cumplir con su deber, entregar el alma por su hijo, y desarrollar a la perfección su papel como protectora, dejando completamente de lado la individualidad de la madre y la existencia de las dificultades en la maternidad, incluyendo la violencia, la desesperación y la intensidad que realmente le caracteriza. Existen quienes consideran que “la maternidad no es un tema prioritario en la agenda feminista” y es por esto que directores como Ramón Salazar o Amparo Aguilar (realizadora de Malamadre) se enfoquen en abordar los matices de la maternidad.

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